miércoles, 19 de noviembre de 2008

Otra parábola de la viña (Isaías 5:1-7)

Esta imagen es muy frecuente en las Escrituras, como hemos visto. Responde al contexto en el que se da. En esa parte del mundo y en aquella época, el vino constituía una parte importante de la vida de la gente. Por lo que, tanto los profetas como Jesús utilizan el sembrado de uvas para el vino como el espacio propicio para que su público comprenda mejor el mensaje (véanse además Isaías 27:2, Jeremías 2:21 y Juan 15 para la explicación de Jesús).

La introducción nos deja ver un narrador que presenta a otro: un amigo que canta algo sobre su viña. Algunos exégetas llaman a este pedazo "poema," mientras que otros lo llaman "cántico." Supongo que responde bien a ambos géneros. En el caso del poema, responde a ese discurso metafórico. La viña sustituye a la sociedad judía de la época. En el caso del cántico, pues su ritmo poético y su tristeza de fondo la equiparan con ciertos géneros como el "blues", el tango. La palabra "cántico" también se asocia con la poesía. En este espacio existen poemas que hablan sobre la tristeza del hablante lírico (análogo al narrador), como la cantiga de amigo en el medievo, y la elegía en tiempos más modernos. Una vez visto por qué el profeta elige ese género, veamos sus elementos de contenido.

El amigo es Dios. Y en el verso primero notamos que ha plantado su viña en una loma fértil. La loma es un símbolo constante: el monte Sinaí, donde Moisés vio por primera vez a Dios; el monte Tabor, donde se le comunicó que sólo desde ahí vería la Tierra Prometida, pero que no entraría en ella; el monte Moriah, donde Abraham iba a sacrificar a Isaac, su hijo. En el Nuevo Testamento, Cristo dirige su Carta Magna del Cristianismo en un monte, y se le ha designado "El sermón de la montaña." Y finalmente termina en la cruz en el Gólgota, asimismo una loma donde crucificaban a los malhechores. Pero la loma de la que habla el profeta es fértil, por lo que se supone que la viña florezca.

En el verso segundo, Dios hace de todo para que florezca: la cava, la limpia de piedras. Es decir, va preparando todo. Esto implica cómo Dios dispuso el camino. Primero, la llamada de Abraham; luego la libertad que trajo Moisés; más adelante la predicación de los profetas; y por último, el envío de su propio Hijo al mundo. No obstante, el amigo, Dios, hace más cosas para que su viña sea ideal.

Dice que construye una torre y un lagar. La torre se puede equiparar al templo. El templo es el lugar donde velamos por que nuestra vida espiritual no se amontone ni se anquilose. Los profetas abundan, así como los salmos, en alusiones a la "Casa de Dios." El lugar preferido de los judíos era el templo. Hacían su vida alrededor de él. Hoy día, los cristianos vamos al templo a adorar al Dios de las alturas. Nuestra espiritualidad emana del templo. Y Cristo hizo un paralelo entre el templo y su cuerpo, cuando dijo que destruyeran ese templo, refiriéndose a su cuerpo, y Él lo restauraría en tres días (véase Juan 2:19-21). De la misma manera, Pablo en la Primera Carta a los Corintios, expresa que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo (6:19). El lagar, por otra parte, es un pozo. Al igual que lo anterior, el agua tiene también muchos significados. El paso por el Mar Rojo significó la liberación de Israel del yugo de Egipto y es símbolo anticipado del bautismo, que nos libera del pecado. Algunos de los milagros de Cristo, se dieron en el agua: su caminar en la tormenta, y la pesca milagrosa (Marcos 6:47ss y Juan 21:1ss, respectivamente).

Aun así, los frutos fueron amargos. Implica esto que toda esta preparación, que Dios bordó con tanto cariño y placer, no ha producido los resultados esperados. La humanidad sólo ha logrado desterrar a Dios de su vida. En su lugar ha colocado otras imágenes, como ya hemos analizado en otras columnas.

En el verso tercero, el amigo se pregunta qué no ha hecho por su viña. Vemos que todo esto que ha hecho Dios ha culminado incluso con el sacrificio de su propio Hijo. Y se ha perdido en algunos casos por el descalabro que ha permitido el mundo.

Luego, en los versos cuatro y cinco, el amigo expresa lo que hará con la viña. Quitará la verja y dejará que la pisoteen. Todos los males que podemos ver hoy día: opresión de los pobres por los ricos, las guerras, la hambruna, las enfermedades de todo tipo, son la consecuencia de que los seres humanos no nos hemos enfocado en los valores espirituales. Hemos dejado que el mundo con sus imágenes nos seduzca.

En el verso seis abunda en lo que se convertirá: un lugar devastado, que ni siquiera se podrá limpiar más. Nuestro mundo se ha ido convirtiendo cada día más en un lugar donde la naturaleza ha sido suprimida para construir carreteras, centros comerciales, estacionamientos, yacimientos de petróleo. Hemos contaminado los mares con toda clase de basura y químicos tóxicos.

"Crecerán en ella la zarza y el espino." Aquí lo hemos visto. En la actualidad los países se pelean por los espacios; los desarrolladores llevan pleitos para apoderarse de espacios libres y de libre acceso al pueblo; los explotadores de la tierra abren minas (en las que mueren muchos trabajadores) y cortan los árboles para producir papel o para adquirir corcho. Personas como Chico Mendes han muerto por defender esos espacios. Muchos cazadores y pescadores sin escrúpulos cazan y matan a las especies en peligro de extinción para su propio beneficio.

Finalmente, el amigo dice que ordenará a las nubes que no lluevan sobre ella. El agua es la gracia, así que nos privará de ella si no ponemos en orden esa viña que nos ha regalado.

El verso 7 es la explicación. Podemos sacar varias conclusiones prácticas de esta parábola si la reflexionamos con atención:

1. A Dios hay que colocarlo en el primer lugar de nuestra vida. Es nuestro amigo. Y de ahí, que los valores espirituales son los que nos llevarán a una vida exitosa en Cristo y con nuestro prójimo.

2. Debemos adorar a Dios en el templo y convertir nuestro cuerpo en un templo sagrado para su convivencia en nosotros. Esto se hace frecuentando los sacramentos, y recibiendo la gracia que nos proveen.

3. Debemos asimismo ser solidarios con los pobres, con la naturaleza en general, con todo aquel que tenga problemas y lo podamos ayudar.

Sólo así, la viña producirá frutos dulces, y el amo no dejará que la pisoteen los que pasan.