jueves, 29 de mayo de 2008

Parábola de Lázaro y el rico (Lucas 16:19-31)

Los ricos, para Jesús, son parte de una clase que causa los problemas que hay en el mundo. Aunque no todos los ricos son parte del problema, necesariamente las personas que sólo viven para adquirir dinero y gastarlo, son el eje de una situación desesperante en esta sociedad. Jesús dijo que era más fácil que un camello pasara por el ojo de una aguja que un rico entrara en el Reino de los Cielos. En cambio de los pobres dijo: "Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos." ¿Significa esto que ningún rico entrará en el cielo? No lo creo. Para mí, el meollo de todo esto es el amor al dinero. No es tenerlo, es lo que haces con él. En este cuento, Cristo nos contrapone dos figuras que se dan tanto en aquella época como en ésta. Basta con mirar en todas las ciudades del mundo, y veremos a los mendigos tirados por el suelo pidiendo dinero. En Puerto Rico también los tenemos en los semáforos. Muchos de ellos llagados como Lázaro por distintas causas, ya sea por el uso de drogas, por enfermedades como el SIDA, u otras parecidas, o simplemente por la falta de higiene, ya que algunos ni siquiera tienen donde vivir. Se pasan las noches bajo puentes, o en un banco de la plaza. A veces los he visto en los aeropuertos durmiendo en alguna esquina.

Las estadísticas mundiales revelan que el 80% de las riquezas del mundo se halla en el 20% de la humanidad. Ese otro 80% vive en la pobreza, y en algunos casos, como los que acabo de describir, en la pobreza extrema. Visité París en el 2005, y allí un guía nos dijo que había joyerías en las que no podías entrar, y nos enseñó una, si no probabas de alguna forma que eras millonario y que podías pagar por lo que allí vendían. Es decir, que si vas a sólo a ver, como hubiéramos hecho nosotros sólo por curiosidad, no te permiten la entrada. Nos dijo que allí sólo iba gente como Paris Hilton, Britney Spears, Jennifer López, et al. Ningún Lázaro de la vida entraría allí.

Por la radio he escuchado que un "shopping spree" de Paris Hilton en un día cuesta $26,000.00. Jennifer López alquila todo un piso de un hotel si va de vacaciones y un día suyo sale asimismo en una suma más o menos igual, de entre $25,000 a $30,000. López pide que el ambiente de su habitación esté siempre en los 74° Fahrenheit. En un momento dado, a principio de su matrimonio, Marc Anthony le regaló a López unas pantuflas de $3,000.00. Esos son los ricos de los que habla la parábola. Aquéllos que sólo viven para satisfacer sus "problemitas."

Muchos niños mueren de hambre en el mundo, mientras los gobiernos gastan billones en guerras, en ir a la Luna (no sé realmente para qué), en entretenimientos. Los casinos son asimismo la orden del día para mucha gente, especialmente ancianos, que gastan lo que tienen y lo que no tienen por ganarse dos o tres mil dólares que luego vuelven a perder, porque la codicia no deja que te vayas con lo que ya tienes.

Un día un estudiante me dijo que un pelotero famoso de Puerto Rico, se merecía ganarse $39 millones porque él "se fajaba mucho." Yo le dije que mucha gente se fajaba mucho en Puerto Rico, que se levantaba a las 5:00 de la mañana, trabajaba hasta tarde en la noche, y no soñaban ganarse eso en toda la vida de trabajo hasta que se retiraran. De manera que somos nosotros mismos los que mantenemos el estilo de vida de esos ricos y poderosos, porque compramos lo que venden, auspiciamos sus extravagancias y luego las justificamos. Hace poco Britney Spears abandonó un carro en medio de la calle y se fue. Si alguno de nosotros hace eso, viene un policía y nos mete presos. En Miami, un policía acarició su macana mientras me decía que me saliera de un área del aeropuerto en la que me metí sin saberlo. Cuando le traté de explicar que sólo me tomaría un minuto para decirle al conductor de una firma de carros de alquiler que lo iba a seguir para entregar mi auto, se agarró la macana y me dijo que no le iba a decir nada. Me monté en el auto y me fui de allí, porque sabía que lo próximo sería un golpe y un arresto por "ataque a un oficial de la policía." Ésas son las razones por las que los ricos no entrarán al cielo, según Jesús. Ya han tenido toda su recompensa aquí: honores, poder, comodidad.

En cambio, los Lázaros, tienen que esperar a que Cristo los aguarde en el cielo y les ofrezca la morada eterna que les prometió. Los Lázaros viven de la esperanza, y si tienen fe, eso les ayudará a soportar todas sus penas. Los ricos, que saben por la iglesia, por la Biblia, por la tradición, por los sacerdotes, pastores, gurúes y personas de Dios que les han predicado, que deben ser caritativos, no poseerán esas mansiones, porque ya las han tenido aquí. El cantante Kenny Rogers, en 1983, dijo en una entrevista que tenía seis mansiones en Estados Unidos. La más barata costaba en aquel entonces $3 millones. Manifestó que había pensado vender alguna de ellas, pero que en realidad después se había arrepentido porque las necesitaba todas.

El rico de la parábola le dice a Abraham que si sus hermanos ven a alguien que resucita de entre los muertos, le creerán. Abraham le ha dicho que tienen a Moisés y a los profetas. ¿Cuántos de esos ricos de hoy y de todos los tiempos no han oído la buena nueva de Jesús resucitado? ¿Le han hecho caso? Para ellos la Biblia no es más que una sarta de cuentitos fantásticos en los que sólo creen aquellos insulsos que no tienen nada a que asirse. Ellos, en cambio, tienen todo su poder y su dinero para vivir bien y comprarse el cielo, si mal no viene.

Pensemos en la caridad solidaria. No gastemos dinero si no necesitamos las cosas. Demos dinero a la caridad, no hagamos excusas de que "lo quieren para drogas," "esos ministerios se roban el dinero," "la iglesia es rica." Dios ayuda al dador alegre, dice la Escritura. "Al que te pide, dale," manifiesta Jesús en el Sermón de la Montaña. Recemos asimismo por los que no tienen techo, por los que no tienen comida, por los que se enferman y no tienen quién les ayude médicamente, por los que no reciben educación porque los gobiernos piensan que se convierten en amenazas si aprenden. En fin, oremos por los pobres de todas clases en este mundo, y así los ángeles a nuestra muerte, nos llevarán al seno de Abraham.

No hay comentarios: